sábado, 2 de agosto de 2025

 

Relato: Caminata por la vereda El Charquito, donde el río, la historia y la niebla se encuentran

Esta vez mi destino fue la vereda El Charquito, uno de esos lugares donde el río Bogotá se abre paso entre peñascos y la niebla cubre el paisaje con un halo de misterio. Llegué temprano, cuando aún el sol luchaba por atravesar las nubes bajas, y el murmullo del agua era lo único que rompía el silencio. Pronto, el sendero me llevó a paisajes de vegetación tupida: helechos gigantes, bromelias colgando de los árboles y, a lo lejos, la silueta de una pequeña cascada donde los lugareños suelen detenerse a refrescarse y conversar.

En el camino, me encontré con don Alfonso, un campesino que lleva toda su vida cuidando estas tierras. Sentados sobre una roca cubierta de musgo, me contó cómo la comunidad ha luchado por mantener limpio el cauce del río y proteger las zonas de bosque a pesar de la llegada de nuevos residentes y las construcciones. “Aquí los niños aprenden a nadar en el río, a pescar con anzuelo, y a respetar cada árbol porque de ellos depende el agua y la vida”, me dijo con orgullo. Juntos, observamos a un grupo de jóvenes reforestando una zona erosionada, plantando arrayanes y robles como parte de una campaña local de restauración.

Para mí, El Charquito representa la resiliencia y la esperanza. Después de un descanso al borde del agua, conversando con habitantes y viendo a los más pequeños jugar y explorar, comprendí que estos paisajes son mucho más que postales: son aulas vivas y testigos de la historia de Soacha, puertas abiertas a la participación comunitaria. Recomiendo a todos quienes deseen respirar aire puro, escuchar historias de vida y conectarse con la naturaleza y la memoria local, visitar El Charquito y dejarse sorprender por la sencillez y belleza de uno de los rincones menos conocidos, pero más valiosos de la región. ¡Atrévete a descubrirlo, respetarlo y sumarte al compromiso de proteger nuestros espacios naturales!

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