miércoles, 11 de junio de 2025

 Relato: “La Poma: un bosque hecho a mano, un aula viva para todos”

Visitar el Parque Ecológico La Poma fue, para mí, como entrar en un bosque nacido del esfuerzo colectivo y la esperanza. A tan solo diez kilómetros de Bogotá, en el municipio de Soacha, se extiende este pulmón verde de más de 140 hectáreas, restauradas gracias a la siembra de más de 140.000 árboles nativos en los últimos 25 años (La Poma, 2025; Las2orillas, 2025). Al llegar, me sorprendió la frescura del aire y el silencio interrumpido solo por el canto de las aves y el susurro del viento entre las copas de los árboles. Era difícil imaginar que, hace apenas unas décadas, este lugar era un terreno árido y degradado, y que hoy es un refugio de biodiversidad y un ejemplo de restauración ecológica en Colombia.

Recorrer los senderos interpretativos de La Poma es una experiencia transformadora. Caminé entre robles, guayacanes, arrayanes y laurel, árboles que ahora forman parte de un ecosistema andino recuperado. En el suelo, helechos, orquídeas y bromelias crecen entre las raíces, mientras mariposas y aves como el copetón y la mirla llenan de vida el paisaje. Los guías del parque nos contaron la historia del programa “Hojas Verdes”, que permite a los visitantes sembrar un árbol en homenaje a un ser querido, perpetuando su memoria en la vida del bosque. Cada árbol plantado es un acto de amor por la naturaleza y por las futuras generaciones (Eskapárate, 2021; La Poma, 2025).

Pero La Poma es mucho más que un bosque: es un aula viva donde la educación ambiental cobra sentido. Durante mi visita, participé en una caminata ecológica y en un taller de identificación de especies nativas. Aprendí sobre el arte rupestre precolombino que se esconde entre las rocas del parque, testimonio de culturas ancestrales que habitaron la región hace más de 12.000 años. La experiencia culminó con una reflexión colectiva sobre la importancia de cuidar y restaurar nuestros ecosistemas, y la certeza de que, cuando la comunidad se une, es posible transformar la realidad. Invito a todos a conocer La Poma, a recorrer sus senderos, respirar su aire puro y sumarse a la tarea de proteger este tesoro natural, ejemplo de resiliencia y compromiso ambiental en Soacha (La Poma, 2025; Las2orillas, 2025; Soacha Ilustrada, 2018).

Relato: “Entre la niebla y los gigantes verdes: mi día en el Parque Natural Chicaque”

El Parque Natural Chicaque es uno de esos lugares que parecen sacados de un sueño. Apenas crucé la entrada, la niebla me envolvió y el bullicio de la ciudad quedó atrás, reemplazado por el canto de las aves y el susurro de las hojas. Decidí iniciar el recorrido por uno de los senderos señalizados, rodeado de helechos arborescentes y árboles de más de 30 metros de altura. Cada paso era un descubrimiento: líquenes colgando como barbas, orquídeas diminutas ocultas entre el follaje y el suelo cubierto de una alfombra de musgo esponjoso (Bogotá Ilustrada, 2023; Redalyc, 2020).

En el camino, me crucé con un grupo de guías que compartían historias sobre los caminos indígenas que atraviesan el parque, usados por los muiscas para conectar aldeas y santuarios. Escuchar sobre la historia ancestral, mientras caminaba por esos mismos senderos, hizo que la experiencia fuera aún más especial. La biodiversidad es asombrosa: vi ardillas, escuché el aleteo de colibríes y, con suerte, alcancé a distinguir la silueta de un oso perezoso de dos dedos en lo alto de un árbol. Cada rincón del parque invita a la contemplación y al respeto por la naturaleza.

Al llegar al mirador del Pico del Águila, la vista era sobrecogedora: un mar de verdes en todas sus gamas y la niebla que subía desde el valle. Compartí el almuerzo con otros excursionistas, intercambiando anécdotas y recomendaciones. La caminata de regreso fue exigente, pero el esfuerzo valió la pena. Recomiendo llevar ropa cómoda, impermeable, abundante agua y una cámara para capturar la magia de este bosque de niebla. Chicaque es más que un destino; es una experiencia transformadora que nos recuerda la importancia de conservar nuestros ecosistemas y vivir en armonía con ellos. 

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